CARLOS VERZA, UN “LABURANTE” DEL DÍA A DÍA EN EL DAKAR

Apenas horas después de haber cumplido un nuevo Rally Dakar, Carlos Verza se autodefinió como “un laburante más” en el ámbito del ambiente deportivo de esta disciplina. En contacto con la prensa valoró haber cumplido la totalidad de las etapas en Arabia Saudita, teniendo en cuenta las exigencias. “Uno tiene la intriga de saber si el cuatri o el estado físico va a resistir en cada etapa”, refirió.

  Con la alegría que significa haber sido parte del selecto grupo de pilotos de todo el mundo que pudo transitar los poco más de 8.500 kilómetros por las inhóspitas dunas de un país muy particular, el “Yaguareté” admitió que para nada fue fácil y que en esta edición hubo situaciones extras como el frío y la lluvia y un desperfecto mecánico que complicaron su plan de carrera.

  “Cada vez que se termina una etapa uno dice: lo logré, un día más” expuso Carlos Verza ante los medios de prensa de Sáenz Peña en la sede de la Cámara de Comercio, acompañado por el secretario de la institución, Martín Sobol, para autodefinirse como “un laburante más en este ambiente, y lo que hago es para representar a nuestra ciudad, nuestra provincia y nuestro país, porque no lo veo desde el punto de vista económico”.

  Si bien reconoció que “a veces consigo los recursos justos para competir, y en algunos casos endeudándome, como en esta oportunidad que todavía tengo unas cosas por pagar, creo que lo voy a seguir haciendo. Siento que todavía estoy competitivo, que tengo un potencial que no está del todo desarrollado en el rally raid” destacó.

  “Prefiero dar charlas en las escuelas, antes de correr para un equipo”

  En un tramo del relato de esta nueva experiencia, Verza admitió que “hay conversaciones con los equipos todos los años”, dando respuesta así a una consulta sobre la posibilidad de dejar de lado su condición de piloto y mecánico para correr bajo la tutela de una marca o un equipo profesional, fundamentando que “a veces los arreglos dentro de los equipos oficiales no son del todo buenos”.

  En tal sentido observó que “siempre quieren tu experiencia, que tiene un costo, pero prefiero dar charlas en las escuelas, porque estoy corriendo en gran parte con fondos de la provincia, que en buena medida corresponde a aporte de mi pueblo y de las empresas privadas”.

  “Prefiero regalar mi tiempo a los chicos de mi ciudad, de mi provincia, antes que regalar mi conocimiento, que de cierta manera me lo pagó mi gente” reiteró, para recordar que ya son 8 ediciones del Dakar que está corriendo de la misma manera y, si bien demanda mucho sacrificio, se siente a gusto.

  Cada medalla, una historia particular

  En este 45º Rally Dakar, Carlos Verza ha sido merecedor de tres medallas que tienen distintos significados, a partir del cumplimiento de objetivos y logros deportivos, sobre los cuales consideró que “fue una experiencia de mucha intensidad, adrenalina, esfuerzo, pero también de mucha alegría”.

  Por ser finalista de la categoría Original by Motul, como piloto y mecánico, obtuvo una de las medallas que reciben solo los que corren en ese selecto grupo; además le sumó otra presea por haber terminado todas las etapas; y la restante, entregada por la Federación Internacional de Motociclismo por competir con un cuatriciclo dentro de Original by Motul durante ocho ediciones.

  “Cada vez que se termina una etapa uno dice: lo logré, un día más” remarcó, mientras puso de manifiesto que “uno tiene la intriga de saber si el cuatri o el estado físico va a resistir. Terminar cada etapa es para festejar, porque es muy intenso, y este Dakar tuvo varios condimentos extras en dificultad, como el frio, la lluvia y la rotura de la caja de cambios que no lo esperaba y me dejó al límite de abandonar”, precisó.

  Más de 3.000 kilómetros en la adversidad

  Hasta la etapa 12, Carlos Verza se mantenía en la tercera colocación del Campeonato del Mundo de Rally Raid, que se disputa en el marco del Dakar. Sin embargo, la rotura de la segunda y quinta velocidad de la caja de cambios cambió los planes y lo obligó a extremar el ingenio para tratar de llegar a la meta.

  “Me estaba metiendo en el podio y era un objetivo claro, con una estrategia muy firme” refirió, y completó que “el esfuerzo y las palizas que le dí al vehículo me jugaron en contra, me quedé sin segunda marcha, que es importantísima para poder trepar las dunas. Acorté el ritmo y pasé a un modo supervivencia, pero internamente uno tiene esa llama de querer ir por más y competir”.

  “El cuatriciclo empezó a consumir más combustible y el trazado lo empecé a hacer más largo porque ya no podía trepar las dunas, tenía que salir algunos kilómetros, rodear las dunas, y eso hacía la distancia mucho más larga para llegar a la meta, sumado a la dificultad del terreno y del cansancio”, recordó.

  Amplió sobre esta situación que debió hacer cuatro etapas, unos 3.500 kilómetros, con dos cambios menos. “Tengo varios golpes de las caídas, por haber volcado con el cuatriciclo al pasar las dunas” explicó, y por eso celebró de manera particular haber podido llegar entre los 8 mejores de su categoría.