SE CUMPLIÓ UN AÑO, Y TODO SIGUE IGUAL

Sábado 6 abril de 2019, el monomarca 128 de Juan Iglesias se convierte en un infierno, al producirse un desperfecto en la manguera de combustible. El piloto no fue rescatado hasta la llegada de su hermano Manuel, quien estaba del otro lado de la pista.

Iglesias, fue trasladado en la parte trasera de un utilitario, que simulaba ser una ambulancia. Falleció el 20 de abril, en el hospital Alemán, y a un año de su muerte, la justicia no se ha expedido sobre el siniestro que cambió para siempre el automovilismo chaqueño.

La imagen del monomarca envuelto en llamas, en el circuito Yaco Guarnieri, y la figura de su piloto dentro. “Corta la corriente” se escucha la voz de Manuel Iglesias, su hermano, que –junto al piloto Juan Polini- intenta sacarlo. La llegada de un utilitario fingiendo ser ambulancia, y la loca carrera por llegar a un centro médico, uno de los tres en los que estaría Juan Iglesias, hasta su muerte el 20 de abril de 2019.

Fotos, videos, rezos, llantos, silencio. Silencio que se rompe un tiempo después, cuando su familia donó todo lo que recaudaron las “flores de vida”, al hospital de Charata, porque “es lo que Juan hubiera hecho”, “porque Juan siempre estaba ahí, aunque no se lo pidieses”.

La suspensión por parte de la Federación Chaqueña de Automovilismo Deportivo para los dirigentes de la APAC, por cinco años para organizar toda actividad relacionada con el deporte motor, y a la totalidad de los integrantes de la Comisión Directiva de por vida. Una multa económica de un millón de pesos; y 10 años para los comisarios deportivos de suspensión.

“Habían desaparecido las autoridades de pista, como así también todos los integrantes de la comisión de APAC, sin dar la cara y habiéndose llevado todo el dinero que se le había cobrado a los pilotos”, indicaba el texto de la sanción.

Una causa judicial en marcha, sobre esta primera fecha del Zonal chaqueño que se estaba por correr el domingo, 7 de abril de 2019 con tantas irregularidades en la prueba del sábado, que terminaron marcando el camino hacia la muerte del piloto de 40 años. 

En junio de 2017, Ivan Nuñez de apenas 20 años, banderillero, perdía la vida, también en el Yaco Guarnieri, en la jornada de apertura de los campeonatos de APAC y Zonal. “Las condiciones de las banquinas eran resbaladizas y barrosas, lo que permitió que el auto descontrolado no encontrara nada que lo detenga, ni sus propios frenos”, relataba aquel entonces la edición del día de NORTE.

“No pasó nada, hace un año que se murió Juan, y no pasó nada todavía”, dijo su hermano Manuel, y agrega “sé que los dirigentes de APAC querían que se hagan las pericias de nuevo al auto, un año después. A ese auto lo consumió el fuego, cinco matafuegos le vaciaron encima”.

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Juan junto a su sobrino Joaquín, quien continúa la tradición familiar en las pistas, y su hermano Manuel.

El hecho, movilizó a los pilotos de todo el país, y desnudó muchas situaciones que terminaron formando parte de una cadena fatídica. Iglesias fue rescatado por su hermano Manuel y el piloto Juan Polini, pero no pudo ser trasladado en una ambulancia reglamentaria, y la maniobra de cortar la corriente (que era la medida más rápida y necesaria) no se hizo a tiempo (de hecho lo hizo Manuel al llegar al lugar).

El camino a la tragedia

Juan volvía a correr, y no iba a estar solo en la pista, ya que su sobrino Joaquín, también era parte de la misma. “Estuvo entre cinco y siete minutos el auto ardiendo. No se arrimó nadie, el banderillo no tenía idea de lo que podía hacer”, contaba apenas 24 horas después Manuel Iglesias. “Lo dejé en el sanatorio y volví al autódromo, porque Joaquín (su hijo) seguía ahí”.

Hay videos que la familia aportó a la causa, desde dentro del auto, donde se ve la secuencia, el fuego, prácticamente envuelve Iglesias. “A juan la manguera le tira todo el tanque de nafta en el cuerpo. Paró Juanqui Polini, que estaba atrás y lo quiso rescatar, pero no podía”, continúa el relato. 

Como si hubiera sido el espectador de una película de terror, Iglesias cuenta “yo estaba mirando arriba de los boxes y cuando veo que el auto se empieza a prender fuego cada vez más agarro la motito de Joaquín, que justo la llevamos. Me voy por la pista, doy toda la vuelta, imagínate todo lo que tardo y el auto seguía prendido fuego.

Yo digo, bueno, Juan está ahí abajo apagando el auto, mañana no va a poder correr. Y cuando llego veo que Polini estaba del lado Juan, que estaba desvanecido, y no se veía dentro del auto del humo que había. Me tiro de cabeza, y busco los cinturones y ya estaban desprendidos, el volante era que no podía sacar, y lo tire y lo saco”

Las imágenes, en tiempo de modernidad, recorrieron todos los teléfonos celulares. Se veía a Juan tirado a un costado, y a Manuel gritando que corten la corriente. “El bombero que estaba ahí quería sacarle el casco, tirando y yo le digo que no. Los bomberos no tenían tabla, no tenían oxígeno, no tenían ambulancia. Lo que tenían de ambulancia era una Kangoo que le habían puesto sirena arriba, y no tenía nada”, contaba Iglesías.

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“Vino Dani Salas con la camioneta y lo quería llevar, pero nosotros esperábamos una ambulancia. El venía hablando en el traslado (en la desnuda parte trasera del utilitario), yo le pregunte dónde fue el fuego, y me contestó, y después me dice me ahogo, entonces me senté adelante, lo senté y llegamos espalda con espalda, al sanatorio”.

Fueron las últimas palabras que cruzaría con su hermano. Días más tardes, fue trasladado al Perrando, primero y luego al hospital Alemán, en Buenos Aires, donde no resistiría las heridas, el 19 tuvo muerte cerebral, y el 20 de abril, se confirmó su fallecimiento. “Ni siquiera pudimos donar sus órganos, que es algo que Juan hubiera hecho”, dijo su madre Susana.

El automovilismo chaqueño no volvió, se detuvo en el tiempo, la Federación, volvió a condenar una vez más a la APAC, tras un descargo tardío. La familia Iglesias no volverá a ser la misma, pero aún espera justicia, una resolución de la fiscalía que lleva la causa, que contiene muchas pruebas aportadas sobre las irregularidades, en la pista, que contribuyeron a que Iglesias no pudiera sortear con vida, el accidente. 

Amante de los fierros por herencia (abuelo, padre), Juan Iglesias, nacido en Pergamino, adoptado por Charata, corrió en monomarca 128 APAC y zonal, en Turismo Fiat santafesino, karting zonal y formoseño, además de algunas carreras en turismo  nacional e internacional, Juan se fue en una pista, dejando como herencia la pasión fierrera en su sobrino Joaquín, un vacío enorme en sus seres queridos, y el pedido de justicia latente, aún hoy a un año de su muerte.

FUENTE: Diario Norte (Agencia Charata)