Es una de las personalidades deportivas más respetadas y queridas de Sáenz Peña. Es que Eduardo Luis Pogolotti es símbolo de Sokol y uno de los máximos referentes históricos de las bochas en Sáenz Peña. Con 69 años, fue animador de grandes torneos durante dos décadas, para dar paso luego a la formación de bochófilos.
“Pogo”, nacido el 9 de agosto de 1951, tuvo una infancia plena. Junto a la casa de sus padres, en calles Pringles (18) y Pellegrini (7), practicaba distintas disciplinas atléticas con un grupo de amigos, en un terreno baldío que cada tanto cobijaba a los circos que llegaban a la ciudad.
Ese espacio era el lugar obligado de encuentro. Allí se congregaban para armar sus competencias de salto en largo y con garrocha, e incluso lanzamiento de distintos elementos. “Nos pasábamos horas en ese lugar, y entre todos acarreábamos aserrín para la fosa de salto en largo”, recuerda con nostalgia.
Más adelante se incorporó al plantel de trabajadores de la metalúrgica de la familia Fabre, donde se desempeñó por espacio de 17 años en las labores de herrería y montaje de tinglados en toda la región. Fue su modo de ganarse la vida y de empezar forjar los destinos de su familia.
Hoy su vida transcurre en la Unión Gimnástica Sokol, donde cumple varias funciones dentro de la institución. La sede de los “Halcones” es literalmente su casa, y fue ahí donde empezó a dar sus primeros pasos en las bochas. Transcurría 1971 y, con 20 años recién cumplidos, empezaba a ganarse un lugar entre los deportistas de la época.
Iniciada la década del 90 la actividad se fue apagando y perdió fuerza. “Fue desapareciendo por la plata, porque los trofeos fueron sustituidos por electrodomésticos y otros premios. Creo que por ahí pasa la cosa y fueron algunos de los motivos”, analiza con cierto dolor Pogolotti.
El brilo de las bochas
Sáenz Peña vivió su momento de esplendor con las bochas entre 1970 y 1990. Los torneos locales llegaban a ser, incluso, más fuertes que los torneos provinciales. Más de un centenar de bochófilos se distribuían entre los distintos clubes de la ciudad: Sokol, Nueva Provincia, Cooperativa El Progreso, Asociación Italiana y Peña Martín Miguel de Güemes, entre otros.
“El nivel que había era excelente” rememora Pogolotti al poner de referencia la calidad de los exponentes de aquel momento. Al respecto añade que “en esa época, no era fácil ganar un campeonato, a tal punto que para poder jugar los torneos provinciales, se hacían campeonatos eliminatorios en cada club”.
En tal sentido recuerda que en los torneos locales participaban dos equipos por institución, y de allí salían los representantes para los certámenes provinciales. “En algún momento llegó a ser más difícil ganar los torneos que se jugaban en Sáenz Peña que el provincial, porque estábamos entre los mejores del Chaco”, comenta con orgullo.
Nueva Provincia y Cosecha, otros destinos
La Unión Gimnástica Sokol es la casa de Pogolotti, pero en algún momento también defendió los colores de otras instituciones de la ciudad. Fue representante de Nueva Provincia, club que se encuentra solo a una cuadra. Ambos, en la actualidad no cuentan con canchas de bochas por decisión dirigencial.
El fuerte de “Pogo” era el arrime aunque su verdadero puesto era medio, porque también pegaba. En categoría “individual” llegó a ser imbatible por este doble potencial, y llegó a ganar múltiples torneos. Pero también conformó duplas y tríos con “Lalo” Valcovich, “Machete” Gómez, “Pocholín” Álvarez, recordados valores de aquel momento.
Algunas diferencias con otros deportistas, llevaron a que tanto Pogolotti como otros jugadores decidieran emigrar al Club Cosecha, ya en la década del 80. Fueron seis años donde ganaron todo, a pesar de que no llegaron a utilizar la cancha de práctica que se construyó en las instalaciones del barrio San Cayetano, al sur de la Ruta 16. Allí se sumaron al equipo Toribio Fogar y el “Negro” Aguirre, provenientes de Cooperativa “El Progreso”.
Su paso por los Argentinos y su función de DT
En 1990 y 1991, Eduardo Pogolotti tuvo dos participaciones nacionales como jugador, primero representando al Chaco en el Campeonato Argentino de Tríos en Colón (Entre Ríos); y luego en el Argentino Individual que de San Francisco (Córdoba). Entre 1988 y 1990 estuvo en los primeros cuatro puestos en 19 de los 23 torneos en los que compitió.
En la provincia mesopotámica asistió con Walter Antonelli de Charata y Raúl Capra, aunque no tuvieron el desempeño que pretendían y cayeron en primera ronda. En la “docta”, tuvo la mala fortuna de integrar el único grupo de cinco jugadores, y quedó afuera por un punto. Habían sido triunfos ante Neuquén y Santiago del Estero, y derrotas frente a Tucumán y provincia de Buenos Aires.
Además fue director técnico de selecciones infantiles y juveniles de Sáenz Peña y Chaco con múltiples logros. En aquellos equipos se destacaron los jugadores Walter Cristaldo, Jorge y Carlos Fabre, Andrés Valcovich, Rubén Brousser, Jorge Fabre, Manuel Insaurralde, Romero, Rodríguez y Adrián Gutiérrez, entre otros. Aunque la pasión por las bochas se fue apagando y hoy son pocas las instituciones donde se practican, el recuerdo permanece imborrable.
Los logros llegaron por el esfuerzo, constancia y dedicación, y por aquellos valores inculcados por su padre, Victorio Pablo Pogolotti, protagonista de interminables jornadas de bochas en aquella esquina de calle 7 y 18.