El largo padecimiento de General Belgrano al no poder mejorar su campo de juego parece que, al fin, va camino al olvido. Es que las recientes lluvias y el riego constante permitieron que pueda empezar a observarse el nacimiento de la grama en distintos sectores del terreno.
Teniendo en cuenta la inactividad por la pandemia, a mediados del año pasado la dirigencia “ferroviaria”, con el presidente Sebastián Paskván a la cabeza, se puso como objetivo aprovechar ese paréntesis para encarar distintas obras en el estadio. Entre ellas estaba la recuperación del césped del rectángulo de juego, que era una materia pendiente.

Para ello se inició un arduo trabajo de acopio de tierra negra para efectuar el recambio del que existía en la cancha, con abundante salitre que fue ganando metros al punto tal de reducir la gramilla a su mínima expresión. La colaboración de Vialidad Provincial fue clave, por el aporte de personal y maquinaria.
Hasta aquí se habían realizado esfuerzos que no tuvieron el resultado esperado, en su momento con Carlos Vega como presidente. Ahora, la semilla sembrada está empezando a mostrar sus brotes y si las lluvias acompañan y la humedad en el suelo se mantiene, quizás en un par de meses ya pueda mostrarse en su esplendor.